Antonio Fornaris. Foto suministrada. |
al igual que tienes fama,
de que cocinan la cura en tu llama.
Cuántas cucharas calientas.
Cuántas cavernas ambientas.
Roe la carcoma,
que en mi ventana se asoma.
Tu vena rota,
sangra, que sangra
y la esperma brota.
Tienes aureola,
pero no eres santo.
Tu luz no es de neón,
porque tu aura es amarilla.
No eres incienso,
porque tu alma es azul
y se torna rojiza.
Me dejaste a oscuras.
Dónde está mi bailarina favorita.
La que hace mis noches fogosas,
intensas, radiantes, pero anhelantes.
Quién te apagó y te privó de tu fulgor.
Quién te sopló, dime si fue San Felipe.
Quién te desea tanto como para soplarte.
Quién te encendió si no fui yo.
Si tú eres lo que el viento se llevo.
Yo soy lo que el tiempo me dejó.
Si te apago y te enciendo,
prométeme,
que serás la misma.
Antonio Fornaris. Foto suministrada. |
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