Ilustración de Iván Camilli Rivera |
La creatividad en la cocina no tiene límites. Aunque abogo por la comida vegetariana y natural, me parece importante promover la diversidad al cocinar, y esta receta aplica esa idea. Hace mucho que no consumo carnes ni sodas, sin embargo creo que el Chicken a la Coke debe provocar curiosidad en algunos, y motivarlos a experimentar.
Como cuando alguien llega a tu fiesta con una botella de vino con sabor a “manzana verde” y se queda cerrada en la nevera por varios meses. Imagínate que la reduces con un poco de canela, azúcar negra y luego la viertes sobre un pedazo de calabaza asada. Sería como echarle apple pie por encima. También puedes usar el vino sustituyendo el agua en un arroz guisado. Una vez los sabores del sofrito y la salsa de tomate se mezclen, nadie puede distinguir cuál fue el cambio.
No recuerdo cómo llegué a obtener la receta del Chicken a la Coke. Voy a argumentar que es una receta Post-Modernista -si me lo permiten los fanáticos del “Post”- porque en algún lugar en el tiempo tengo que anclarla para futura referencia histórica.
Lo que sí recuerdo es por qué la preparé por primera vez. Sonaba tan desagradable y desastrosa que inmediatamente corrí al supermercado para comprar sus exóticos ingredientes. Esa misma noche cenaba mi primer Chicken a la Coke: un delicioso pollo tostadito, cubierto con mostaza y bañado en una rica salsa de refresco.
Pero por favor, no te asustes por la mezcla. Vamos a analizarlo fríamente: la mostaza amarilla es amarga, agria, y con un sabor fuerte; el refresco es dulce, burbujeante y también tiene un fuerte sabor. ¿Qué pasa entonces si las mezclamos bajo calor? Tendremos una salsa agridulce muy delicada. Obviamente no es la salsa sweet & sour del Dragon Cream cantonés hecha a base de ketchup, sino que es mucho más suave. Ahora vamos a la receta. Te reto a probarla.
CHICKEN A LA COKE
Ingredientes:
1 pollo adobado, picado en presas
1/2 taza de mostaza amarilla (Sí, la barata para hot dogs)
2 cebollas pequeñas
2 tomates
sal y pimienta a gusto
1 lata de refresco
Procedimiento:
Primero que nada, como dicen todas las recetas convencionales, precalienta el horno a 450°. Ten listo un molde para hornear, lo suficientemente hondo para que no se pierda la salsa. Ahora empieza lo bueno. Con las manos bien limpias, cubre el pollo totalmente con la mostaza, como quien se aplica sun block antes de ir a la playa. Date gusto, éste es el secreto de la receta.
Rebana las cebollas, corta los tomates en pedazos y acomódalo todo en el molde. Hornéalo hasta que la mostaza esté seca pero no cuarteada y las cebollas estén cocidas (más o menos 20 minutos). Saca el exceso de grasa que se pueda haber acumulado, por aquello de las calorías, y con mucho cuidado vierte el refresco por encima. No te preocupes si la mostaza se desliza al echar la soda, en algún momento lo hará ella solita. Baja la temperatura a 350°, y baña el pollo con la salsa a intérvalos como de 20 minutos por aproximadamente una hora más.
Ahora, mi colega gourmet, tu obra maestra está concluída. Rinde para 2 y hasta 4 personas dependiendo de la cantidad que sirvas. Puedes acompañarla con vegetales y arroz integral. Que la disfrutes.
Aunque prefiero comer en Verdi Antojeria porque me inclino hacia la dieta vegana, no esta mal de vez en cuando darse un pequeño capricho como este tipo de recetas que parece super deliciosa
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