Invité a Omar a visitar los lugares que sirven café artesanal de Puerto Rico, en el área de Río Piedras y Hato Rey. Un jueves por la tarde, luego de salir de su trabajo nos encontramos en Arrope, muy cerca de la Universidad de Puerto Rico.
Lo más gracioso fue que me llamó desde el camino, porque estaba comprando una camisa para no llegar con el uniforme de su trabajo - presumía que había que estar de incognito para este proyecto, pero en realidad no. Siendo éste el segundo artículo de la serie “Coffee-Bar-Hopping con...” es de suponer que cuando llego a un sitio con un barista, ya no es sorpresa que se avecina un artículo. Se trata de compartir con gente del local, de esa industria y disfrutar el rato.
Omar Dávila es un joven barista de 24 años que trabaja en Puerto Rico’s Café Cola’o, un pequeño café-bar localizado en el Terminal de Lanchas en el Viejo San Juan. Este café es uno de los pioneros en la venta y promoción del café artesanal de la Isla, y es bien importante porque a diario tiene acceso directo a la clientela turística que nos visita. Usualmente el cliente que está de vacaciones y prueba el café artesanal, se lleva un empaque como souvenir de vuelta a su casa.
Omar recién termina sus estudios en Psicología, con un Minor en Desarrollo Empresarial en la Universidad de Puerto Rico. De hecho, tardamos un poco en lograr la reunión, porque andaba en los exámenes y presentaciones finales.
El caso es que nos encontramos en Arrope con intención de irnos en tren hasta el centro bancario de Hato Rey a visitar tres o cuatro café-bars que hay allí. En Hacienda San Pedro del Banco Popular visitaríamos a Daniel Torres, quien ganó la competencia de Barismo en que Omar obtuvo el segundo lugar, y que es el motivo de esta entrevista. Resultó que estábamos tan cómodos en Arrope que optamos por quedarnos allí hasta que oscureció. Otro día visitaremos a Danny.
Arrope
El lugar es bastante grande en comparación a otros café-bars, y hasta tiene una sala de conferencias que se puede reservar. Está ambientado con motivos de taller de Arquitectura, porque sus dueños son egresados de las escuelas de esa profesión, y de ahí el nombre del negocio*. Allí almorzamos y tomamos café de Gustos Coffee Co., preparados por el barista Alberto Santos.
“Originalmente pensé estudiar arte o música porque me apasiona; contabilidad porque soy bueno en matemáticas... Ingeniería y hasta Arquitectura. Pero en un momento mi interés personal por la psicología me inclinó hacia esa profesión. Más adelante, por varios trabajos que tuve me interesó la administración, para resolver los problemas que observaba en el manejo de los negocios”, me explica.
Un barista premiado
Sólo llevaba algunos nueve meses trabajando en Café Cola’o cuando quedó en segundo lugar de la competencia de barismo en la Coffee & Chocolate Expo. Esta participación se mide por el desempeño y la presentación del barista.
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| Daniel Morales Aymat de Café Gran Batey, Erica Reyes y Omar Dávila |
Erica Reyes, la dueña de Café Cola’o lo entrenó para la competencia. Reyes es también la propietaria de la Escuela de Café y Baristas de Puerto Rico, y exige que sus empleados tomen cursos antes de comenzar, lo que es muy sensato, porque su café-bar y sus empleados son representativos de lo que se estudia en la Escuela.
Omar tuvo que coger el entrenamiento para la competencia en serio, por ser uno de los novatos. Por esta razón dice que iba sin expectativas de ganar, y fue precisamente la certeza de saber que iba a perder lo que le quitó el nerviosismo de la presentación y lo hizo tener éxito.
Para su bebida especial, preparó una que incluía té de jengibre con leche y mantequilla porque recordó esa mezcla que le hacía su abuela cuando era niño. Le añadió un poco de miel para reducir el picor del jengibre. Como café, llevaba Gran Batey.
La música que escogió para la presentación, jazz latino y un fussion de Weather Report, nunca se pudo usar porque el chip que trajo no era compatible con el equipo utilizado allí, así que la hizo sin música.
El trofeo está en exhibición en Café Cola’o porque lo donó al lugar. “No me gusta que me presenten a los clientes como el ganador del premio, prefiero que se diga que es el equipo el que se lo ganó”, me comenta. “Estoy ayudando un poco más con la administración, así que ya no le dedico tanto tiempo a hacer latte-art”.
A la pregunta de por qué participó de la competencia estando tan nuevo en la profesión, contesta: “Si me dan una oportunidad le voy a tomar... si me invitan a correr con Javier Culson, aunque sé que voy a perder, lo voy a intentar”.
Barista es como la profesión del momento. “Pienso que hay una moda, y que un día de estos nos despertamos y habrá la moda de un Refresquista”, me comenta. “Los términos en italiano que se usan en la industria del café ya existían en puertorriqueño, y deberíamos regresar a usarlos. De cierta manera pienso que menospreciamos lo de aquí, y si pongo cortado en vez de macchiatto en la pizarra, a la gente no le va a gustar. Hay que empezar por educar al cliente”.
Aparte de ser “barista” es músico
“Me apasiona la música. Cuando era niño mi abuelo me regaló un cuatro y en media hora estaba tocando “Verde Luz”. Luego me empezó a gustar el heavy metal y comencé a tocar guitarras eléctricas y acústicas”, me cuenta. “Ahora mismo lo que amo es el jazz y la salsa gorda. Un tiempo escuchaba Yanni, y me sabía hasta cuando tocaban el triángulo. Más tarde escuché música celta, y me dio por tocar kena. Ultimamente escucho mucho del grupo español Mago de Oz y de System of a Down, que son hard rock”.
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| Jim Morrison |
“Pero me gusta todo tipo de música: me juquié con Mark Anthony, Guns & Roses, la salsa ‘gorda’ de Lavoe, Ismael Rivera; el reggae de Cultura, de Bob Marley... pero lo más fuerte fue con The Doors, Jim Morrison y Pink Floyd. La música de Jim Morrison es como una pintura”, me dice. “Siempre le encuentras algo distinto, aunque quizás él no lo pensó, y soy yo que lo encuentro”.
“Me gustaría ser performer y trabajar en teatro, pero para eso hay que estudiar y ahora estoy enfocado en otras cosas. La Navidad pasada hice de un pirata en el musical Peter Pan en Bellas Artes”.
Su lado espiritual
Es creyente de una energía universal, aunque a veces “cuando necesito apoyo para afrontar situaciones, rezo mucho”. Durante un tiempo también incursionó en el budismo Nichiren. “Soy bien indisciplinado a la hora de hacer algo como Yoga. Ese mindlesness que se requiere no lo logro conseguir” explica. “Ultimamente sólo estoy meditando”.
Para Omar, la muerte le da sentido a la vida. “Si uno pensara que va a vivir por siempre, entonces nunca harías nada, porque si eres inmortal tienes todo el tiempo para hacerlo”.
“Hay veces que le encuentro sentido espiritual hasta a los muñequitos de Disney Channel”, me comenta. “He visto el programa de unas niñas gemelas: una de ellas es bien contenta y la otra es bien triste. Tienen el poder de ver el futuro. Una ve el lado positivo de las cosas y la otra lo negativo. La cosa es que la triste ve lo positivo del futuro y al saber lo que iba a suceder, sólo esperaba lo malo. La otra era todo lo contrario: la que ya sabía lo negativo, solo resaltaba lo positivo. Esa contradicción de la vida, tiene sentido”.
La vida de Omar está llena de contradicciones, y se las disfruta a cada momento. “Erica me enseñó que ‘un buen barista puede hacer un excelente shot de un café mediocre, pero un mal barista puede arruinar un excelente café’”. Por eso aplica esa misma máxima a todas sus vivencias, no sólo a lo que concierne al café: sino en sus estudios, en su música, en su espiritualidad, y en su trato cordial y amable con las personas con que se encuentra. Uno nunca sabe, pero puede que el chamaco que te hace el espresso en Café Cola’o, es el que se ganó el trofeo plateado que está en la tablilla de la izquierda, aunque él mismo te diga que fue un esfuerzo de todo el equipo.
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* - “Arrope” es el término que se utiliza en las escuelas de arquitectura, para referirse al fatídico momento en que tienes varias entregas finales a la vez, y no tienes suficiente tiempo para terminarlas. Estás arropao. El término lo reconocí de una vez, porque soy graduado de la Escuela de Arquitectura de la UPR, y me arropé decenas de veces. Quizás por eso me siento a gusto en este local, es “como regresar a casa”.
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