Rockefeller Center |
Con tanta página en la red para viajar con descuentos, cruzar el charco a un destino interesante ya no cuesta un ojo de la cara. Por eso sacamos un finde para llegar a la ciudad de los rascacielos a descansar, cambiar de ambiente y comer rico. Bueno, lo de descansar en Nueva York no está fácil, pero tratamos.
Quizás porque la ciudad ha sido un destino regular de los puertorriqueños, muchas veces damos por sentado lo que vemos, pero desde que se llega al aeropuerto Kennedy comenzamos a ver obras maestras.
Viejo terminal de TWA en el aeropuerto John F. Kennedy |
Por ejemplo, el viejo terminal de la línea TWA diseñado por el arquitecto finlandés Eero Saarinen con voluptuosas formas alabeadas, es verdaderamente una escultura a escala monumental. Como ésta, la ciudad está llena de espacios comunales, arquitectura particular y otras amenidades que no cuestan nada, y que son enriquecedoras. Pero volvamos a lo que vinimos:
La exposición que han obtenido los Celebrity chefs que aparecen por televisión, les ha permitido capitalizar en su fama abriendo exitosos restaurantes. En la ciudad de Nueva York, dos de estos son el Bar Americain de Bobby Flay y Otto, del italiano Mario Batali.
Nuestra experiencia en el Bar Americain en Midtown (152 West de la calle 52) fue espectacular. Es un lugar lujoso, con precios de módico-alto a caro, y con comida excelente. Mesas de “mantel blanco”, porcelanas, copas de cristal finísimo, cubiertos de plata y meseros de punta en blanco. Entre otras cosas, almorzamos una tarta pot pie de pollo ahumado con masa de batata mameya, y una ensalada de espárragos. El único punto difícil - y debimos percatarnos de antemano - es que el chef es bien liberal con el uso de la pimienta en sus programas, y así mismo fue nuestra picante comida en el restaurante.
La visita a Otto, (#1 de la Quinta Avenida) fue completamente distinta. Este lugar es una enoteca/pizzería básicamente “de vecindario”, sin pretenciones ni aspavientos. Comida y vinos excelentes a precios módicos. Aquí nos fuimos -entre otras cosas- de pasta taccozzette con pesto de menta, pizza, y el famoso mantecado de aceite de oliva que ya hemos reseñado antes.
Muy cerca de allí, encontramos Alta, Cocina Española (64 W de la calle 10). Esto es más un bar de “tapas” que otra cosa, como para tomar excelentes vinos españoles y delicias en porciones pequeñas... quesos y jamones ibéricos. El local es muy elegante especialmente por la doble altura de parte del techo de esta hacienda mediterránea.
Los parques y las plazas, el pulmón de la ciudad, son lugares que hay que aprovechar para visitar. Entre otros, el Columbus Circle con su obelisco y fuentes; Bryant Park, famoso por ser el área de los ateliers de la alta costura y recientemente por la serie “Project Runway”; y el gigantesco Central Park, que es una experiencia de por sí.
Fuente del Angel Bethesda, Central Park |
Cerca del Central Park se encuentra la boutique de Petrossian, (911 de la Séptima Avenida, entre las calles 57 y 58) la casa rusa proveedora de caviar, y que tiene un pequeño café alusivo dentro de la tienda. No es necesario comer caviar si no te gusta (o si no quieres pagar su exhorbitante precio), porque el lugar ofrece un amplio menú con variedad de platos para desayunar y almorzar bastante módicos. Al cruzar la calle está la sala de conciertos Carnegie Hall.
Justo al frente de Petrossian, y con algunas otras sucursales a través de toda la ciudad, encuentras Café Europa (205 W de la calle 57) para comer rápido y económico en un ambiente “art-deco” y bastante neoyorquino. Tiene un área excelente de repostería y panes.
Si lo que queremos es comer rápido y económico, cualquier delicatessen judío de la ciudad ofrece mega-gigantescos sandwiches de distintas carnes, embutidos o ensaladas a precios bien económicos. Usualmente vienen acompañados de pepinillos encurtidos frescos.
En el costado este del Central Park está el Museo Metropolitano. Aquí se exhiben algunas de las colecciones más importantes del mundo, que cambian constantemente. Es por eso que cada viaje a la ciudad debe incluir una visita, porque siempre tiene algo nuevo que ver. Dentro del mismo museo hay varios restaurantes y cafés que ofrecen variedad de tipos de comida, como por ejemplo, una tarta de queso feta con higos frescos.
Uno de nuestros lugares favoritos para desayunar o merendar, es Dean & Delucca, que comenzó con un colmado gourmet cerca de NYU, y que ha abierto pequeños cafebares a través de toda la ciudad; hay uno en Rockefeller Center, y otro en la calle 56 debajo del Hotel Wellington (en el que se hospedó el personaje Borat). La calidad y de la repostería es excelente, además que el lugar está muy elegante y sobriamente diseñado. Si eres foodie y tienes oportunidad de ir al colmado en el village, mucho mejor: Es como llevar a un niño a una dulcería.
Hablando del Rockefeller Center, es el lugar en donde se encuentra una de las dulcerías más extravagantes del mundo: la casa japonesa Minamoto Kitchoan, (608 de la Quinta avenida esq. 49) dedicada a confeccionar dulces para la ceremonia del té y otras ocasiones especiales. Visitar esta repostería fundada en Kyoto para el siglo 15, es una experiencia especial dependiendo de la época en que vas, porque cambian todo el concepto de los dulces según la estación del año. Hasta el empaque y embalaje de tu compra termina siendo una obra de arte.
Un poco más abajo en la misma calle 49 está nuestro restaurante japonés favorito, Sapporo. Esto no es elegante ni cosa que se parezca, sino un come-y-vete con comfort food nipón. No hay sushi ni comidas delicadas, sino por ejemplo, Oyako-don: una tortilla de carne o pollo y vegetales que se sirve sobre arroz en un bol de sopa, con salsita por encima. También hay fideos Udon, curry, y otras comidas de diario. El punto es que casi todos los comensales son japoneses, y eso siempre es buena señal.
En la nota de la comida oriental, si te interesa visitar el barrio chino, no dejes de pasar por Yunhong Chopsticks (50 de la calle Mott). Es la primera boutique de palitos chinos en los Estados Unidos, y los tienen en todos colores, materiales y costo. Es un tripeo y te reto a que salgas sin comprar por lo menos un par.
Pero ya que mencionamos lo de llevar a un niño a una dulcería, ¿Qué te parece llegarle a la tienda de M&M en Times Square? Allí no sólo consigues todos los colores de los chocolates, sino productos como ropa, muñecos, y cuanto producto promocional se te pueda ocurrir y algunos que ni pensaste.
Bueno, y ya llega el domingo y es hora de regresar a casa. Un finde ajetreado, pero muy divertido y rico. Hay que seguir cotejando las páginas a ver a qué destino nos podemos tirar más adelante.
Chequea las páginas en la Web de:
Alta • Cocina Española
Otto Enoteca
Bar Americain
Minamoto Kitchoan
Petrossian
Café Europa
Metropolitan Museum
Dean & Deluca
Central Park
M&M World
Yunhong Chopsticks
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