viernes, 4 de octubre de 2013

Te cambio tus cuarenta por mis ochenticuatro.


Tan pronto me vio llegar, en vez de saludar abrió una bolsa de café en grano y me dijo: 
- “Huele esto: es una mezcla, de café tostado mediano que sabe a chocolate y tostado oscuro que le da el kick”. El maravilloso aroma me levantó la tapa de los sesos. 
- “Ayer fue mi cumpleaños”, continuó. 
- “¿...y todavía estás en edad de decir cuanto cumpliste?”, le pregunté. 
- “Claro, cuarenta... que se joda”. 

Encontrarme con Fabián para conversar sobre su proyecto de café artesanal fue bastante cuesta arriba. Unos días porque estaba filmando, otros trabajando en el cafetal, otros pintando un mural en Río Piedras y otros porque estaba de “niñero” con su hijo Gael en lo que Brenda, su esposa, iba a la Universidad. Claro, yo también tengo otro tanto de trabajo, así que estuvimos texteándonos como tres semanas. Un día de casualidad nos encontramos en el “Coffee Expo”, conversamos un poco y cuadramos para el próximo día.

“Conocí el arte a temprana edad pues mi papá respiraba arte”, me cuenta. “La casa estaba llena de cuadros y obras que el mismo había pintado, y de niño me regalaba libretas de dibujos en blanco y me decía que usara mi imaginación.”

¿Qué vino primero... la publicidad o la agricultura?
Fabián Rey es un reconocido publicista que ha sucumbido a su amor por la tierra y ha decidido rescatar el oficio de caficultor. Tiene una marca de café en el pueblo de Utuado, a donde viaja varias veces al mes para recoger, tostar y empacar los granos de café, que luego distribuye en distintas partes de la Isla.

Gael Fabián
“Mi mamá, Isabel Donate, me enseñó desde niño a respetar y amar la naturaleza”, explica. “Con todo y que vivíamos en un apartamento no faltaban las plantas, sembraba y les hablaba. Ella me invitó a tomar cursos de huertos caseros en en el Jardín Botánico de la UPR. Fue algo muy especial pues nos acompañó mi hijo que en aquel momento tenía solo 3 años de edad”.

Rey estudió Diseño de Publicidad en el Art Institute de Fort Lauderdale, en donde también aprendió a diseñar y decorar escenografías. Entre una cosa y otra, terminó como Director Creativo en una de las principales agencias de publicidad de Puerto Rico. Hacía prensa, radio, televisión, escenografía, fotografía, filmaciones, food-styling... de todo. De ahí pasó a una compañía productora de comerciales, igual con muchas responsabilidades, horas largas y mucho estrés. Hasta que un día dijo “¡No más!”.

Fabián decidió coger un respiro e irse a estudiar “pintura” a Florencia. Como tenía experiencia como pintor, y ya había hecho varias exposiciones, su maestro le dijo “Te puedo dar unas ideas básicas generales, pero estás muy adelantado con relación al resto de los estudiantes”. En eso quedaron, y mientras tanto, Fabián se dedicó a pintar por la ciudad. “Me sentía como Picasso, un personaje al que siempre he admirado. Pinté un mural de un conguero en el Cabiria Café de la Piazza Santo Spirito, y me pagaban con café y cervezas; pinté un canvas en un restaurante, y me pagaban con comida”.

En ese diario compartir con el café italiano, Fabián se percató de que el tostado del grano era más claro que en su isla, lo que lo hacía menos ácido y no le caía pesado al estómago. En ese momento se le ocurrió la idea de traer ese concepto a Puerto Rico: cultivar un café de buena calidad y procesarlo con un tueste de claro a mediano.

Mural en proceso -  parque pasivo frente
a la estación del tren de Río Piedras. 
Rey regresó renovado a la Isla, con la cabeza llena de ideas que inmediatamente puso en práctica, no sin falta de muchos obstáculos, pero que a la larga han servido para hacer el éxito más sabroso. Trabaja como publicista freelance, labora la tierra, le dedica un buen tiempo a su familia, hace labor comunitaria, da clases del arte de la agricultura en la escuela Dáskalos donde estudia su hijo Gael, pinta y hasta tuvo un programa de radio llamado “Shuffle” en el que compartía sus músicas favoritas.

Yo no seleccioné el pueblo de Utuado
“Pienso que el Pueblo de Utuado me selecciono a mi”, contesta. “Yo me reuní con varios caficultores y todos veían algo negativo en mi proyecto... que era una mala idea, que así no se hacia el cafe, que yo no sabia nada, que era un artista soñador. Un día le conté la idea a Ricardo Alejandro, mi hermano mayor, y él me llevo a conocer a Daniel Morales a Utuado. Tan pronto lo conocí me di cuenta de que este era el lugar, pues las vibraciones y su actitud fueron muy positivas. Lo mas que me gusto fue que Daniel, quien finalmente se convirtió en mi socio, era un muchacho joven y que tenia una familia que amaba el café. Las ocho cuerdas en que se cultiva el café son propiedad de sus padres”.

El nombre del café y el logo de su marca
La búsqueda de un nombre que fuera contundente duró más de un año, y también involucró a su hermano. Su padre, el veterano publicista argentino Ricardo Rey, quien fue maestro de diseño en la Universidad del Sagrado Corazón, sugirió que usaran el año en que se estableció el pueblo de Utuado. Según cuenta la historia, el pueblo se fundó en 1739 como consecuencia del auge que tomaron las siembras de café en esa área, en donde se referían a la cosecha como “oro negro”. 

Buscaron la escritura de la época e interpretaron los números a mano, con brocha y la “vibra” de la tinta, lo que finalmente se convirtió en el logo de la marca. ¿...y eso de “kfé” artesanal? “Es la intención de hacer la palabra café de una forma moderna y totalmente distinta”, me contesta. “Como textear”, digo yo.

Fabián y yo nos parecemos en muchas cosas: ambos hemos trabajado duro en el campo de la publicidad y hemos dicho “¡basta ya!” cuando sentimos que nos perdíamos un poco. Tenemos muchas buenas amistades en común, que poco a poco han ido surgiendo en nuestras conversaciones. Ambos hemos estudiado diseño y tenemos mente inquisitiva. Lo mejor de todo, sin embargo, es que tenemos un profundo amor por nuestra tierra, y un gusto particular por el buen café.

Aproveché que había un buen ambiente cafetalero en la “expo” para tomar la foto de cubierta para el artículo. 
- “Esa foto no me gusta. Parece que tengo una nube blanca en la barba”, protestó cuando vio la foto. 
- “Mano, lamento informarte que eso pasa cuando llegas a los cuarenta”, le contesté. 
Una señora que nos escuchó se acercó a su oído y le susurró: 
- “Te cambio tus cuarenta por mis ochenticuatro“ y le acarició la barba. 


1739-Kfé Artesanal se consigue en:
Hato Rey
- Barista Espresso Bar
Viejo San Juan
Río Piedras
- Barista Squared, Ave. Ponce de León
  https://www.facebook.com/BaristaSquared
- Madeleine Cafe Bistro - Urb. San Francisco
- Verde que te Quiero Verde, Jardín Botánico de la UPR
Gurabo
Utuado 
- Dreams Café


Visita la página del Kfé Artesanal 1739 en Facebook - https://www.facebook.com/pages/1739-kfé-Artesanal/127220267316901

Visita la página web personal de Fabián - http://fabianrey.carbonmade.com/

Visita la página Instagram de Fabián: Fabianrey



Nota de José M. Llompart:
En un momento Fabián me comentó “Nunca me habían hecho una entrevista así”. “¿Así cómo?”. “Con preguntas que en realidad quiero contestar”. “Es que estoy preguntando lo que en realidad quiero saber”.
Esta entrevista que comienza la serie “Rescatadores de lo Nuestro” me da mucha satisfacción. Tuve mucho contratiempo para realizarla, y ya tenía otras listas para publicación, pero preferí esperar para comenzar con ésta. Algo me decía que iba a ser especial.
La entrevista fue muy emotiva, en un proceso que duró cerca de tres horas. En ese tiempo compartimos anécdotas sinceradas de parte y parte, que son muy felices y/o muy infames, tanto de trabajo como del diario vivir. Por acuerdo mutuo decidimos no publicarlas.
Durante esa conversación surgieron amistades en común que son muy especiales para ambos, como mi hermano que es muy amigo de Fabián, pero que yo no lo sabía; Su padre, a quien recuerdo haber conocido brevemente cuando comencé a trabajar en publicidad hace décadas; los hermanos Federico y Agustín Alemán, dueños de Muzzarella, que igualmente son muy amigos míos, de mi hermana menor y su esposo; Nereida Williams, dueña de Spicy Caribbee, de quien atesoro su amistad; y de muchos otros que sería imposible mencionar.
Al encontrarnos, nos estrechamos la mano. Al despedirnos lo hicimos con un abrazo de amigos y hermanos.

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