Tarta de Piña Colada con flores comestibles de Caléndula |
Si te hablo de una Tarta de Piña Colada con un crust de almendras, dátiles y coco rallado; el relleno es de coco y piña frescos, mezclados con mantequilla de nueces. ¿Qué dirías?
Si te cuento de las barritas de almendras y cacao natural, cubiertos con crema de chocolate por arriba...
o de los chips de batata mameya, con pico de gallo de chayote al curry... ¿Qué dirías?
Si te explico de una torre hecha de capas de calabaza crujiente, intercaladas con una mezcla de zanahoria con ajo y comino, cubierta con salsa de tomates frescos y albahaca.
Lo que no he mencionado es que todos estos platos fueron confeccionados en el taller de cocina crudivegana que ofreció Poliniza el domingo pasado, y que ninguno tiene azúcar, leche, huevos ni ha sido cocido... o sea, que la batata, la calabaza y el chayote no se cocinaron.
Poliniza es un proyecto que conocemos desde que era tan sólo una idea de Lina Castillo, y lo hemos visto hacerse realidad y crecer. Lo seguimos y apoyamos porque creemos en él con la esperanza de que más personas se unan al movimiento de comidas crudas, o por lo menos con un balance más saludable en su alimentación.
En una terraza debajo del hermoso árbol de tamarindo en el salón de eventos Los Jardines del Castillo en Trujillo Alto, tomamos el taller la tarde soleada del domingo. Lina nos explicó con detalles los procedimientos y los ingredientes - algunos nuevos y desconocidos - otros bien comunes para nosotros, utilizados con procesos distintos como la deshidratación y pulverización.
La realidad es que cuando pulverizó tomates secos y luego echó el polvillo sobre la salsa con albahaca, abrió una gama completa de posibilidades. Poco a poco casi todos pasamos a ayudarla en las confecciones, lo que hizo el taller verdaderamente "participativo".
Setas marinadas rellenas con crema de "cashews" y reducción de vinagre balsámico con higos |
Luego de terminar la cocina, probamos todo lo que se hizo. Algunos repetimos un par de cositas, hablamos entre nosotros y tomamos una mimosa hecha con kombu-cha, una bebida japonesa de té fermentado - parecido al maví. ¡Excelente!
Lina repartió un regalito que llevamos para los asistentes... y nos quedamos hasta el final. Estamos listos para el próximo taller, para seguir aprendiendo de lo que la madre naturaleza nos ofrece.
Chequea la entrevista que le hicimos a Lina Castillo al principio del año, sobre su proyecto Poliniza - cómo comenzó y de dónde le viene la idea. Abajo está el enlace.
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