Me pregunto ¿por qué alguien quiere hacer cerveza en su casa, habiendo cientos de alternativas accesibles en el mercado, que van desde una Keystone o una Medalla hasta una Chimay o una Duvel? Sencillo... por la misma razón que hay gente que prefiere hornear pan en su casa, hacer mantecado, yogurt, o hasta granola. Primero, la experiencia de hacer tuyo un producto que está disponible comercialmente, lo hace privado y único. Tiene mejor sabor porque es home-made; conoces los ingredientes que le añadiste, es fresca y sabes que no tiene aditivos artificiales; y sobre todo, la satisfacción personal que produce no tiene igual. Imagínate llevar amigos a tu casa y ofrecerle una cerveza hecha por ti, y que lleva tu nombre.
La primera y única vez que incursioné en la fermentación de licor, fue una en que compré por correo un kit para hacer vino. La cocina de mis padres apestó a basurero podrido por varias semanas, en lo que aquello se fermentó y lo filtré. Finalmente tuve que botar el desastroso resultado, porque nadie de mi familia quiso meterse a catador. San Seacabó.
Con la llegada de las llamadas cervezas artesanales, sin embargo, he tenido curiosidad por el proceso. No me interesa hacerlas, sino tener una información general para que los amigos que leen mi blog puedan saber lo que hay “allá afuera”, y si les interesa, que metan mano y aprendan.
La cerveza es la bebida alcohólica de mayor consumo en el mundo, y después del agua y el té, es la tercera bebida más popular. Aseguran los expertos, que es la bebida fermentada más antigua que se conoce.
Una cerveza se produce al convertir almidones en azúcares, y luego fermentar las azúcares resultantes. Comúnmente los almidones vienen de granos malteados, como la cebada, el trigo, el centeno y en muy pocas veces, maíz. Para maltear un grano, se pone en agua hasta que comienza a germinar, e inmediatamente se seca y tuesta en un horno. En ese momento el grano ya lleva en su interior varias enzimas que se formaron en el momento en que sale la raíz, para alimentar a la pequeña plantita que estaba surgiendo.
El sabor amargo de la mayoría de las cervezas, viene del “lúpulo”. Esto es la flor de una enredadera que al añadirla a la mezcla a fermentar, además de sabor, balancea la acidez y sirve como preservativo natural.
Hace unos días me acerqué a un amigo que hace cervezas caseras para que me hablara del tema, y me refirió a su maestro, el experto, al que casualmente yo también conocía. Finalmente hablé con él y me invitó a su tienda/laboratorio para compartir la información.
William “Billy” Norris es el dueño de Caribbean Brewing, el primer home brew shop de Puerto Rico. Primero que nada me sorprendí con la cantidad de productos que hay para ofrecer - aparte de todos los equipos necesarios, tenía cantidades de granos, azúcares, levaduras y sobre cincuenta variedades de lúpulos de distintos países, incluídos Australia y Japón.
Cuando me recibió estaba preparando una orden para hacer una receta original suya, a la que ha llamado “Parchita IPA” (India Pale Ale), porque el resultado final sabe a parcha por la combinación de ingredientes, aunque no tiene la fruta como tal. Billy pesó los granos meticulosamente, para que la señora que estaba esperando tuviera éxito con su receta. En un momento me dio a oler los lúpulos de un paquete que acababa de abrir, y el olor fue impactante... algo así como oler un ramo de eucalipto fresco, pero concentrado. Ese olor maravilloso se quedó en el aire por todo el espacio del despacho.
William Norris, dueño de Caribbean Brewing |
Norris me cuenta que hace cervezas caseras desde los 15 años porque le enseñó su padre, a quien a su vez le enseñó el suyo, como cuestión de generación. Hace años puso el negocio con su hermano, quien finalmente se separó para seguir estudios de abogacía, y Billy continuó con el negocio junto a su esposa.
Para los que les interesa aprender a confeccionar cerveza, Caribbean Brewing ofrece clases semanales a grupos de cerca de 15 estudiantes en un salón específicamente preparado para demostraciones. Si el cervecero prefiere no hacer todo el proceso, Billy ofrece extractos malteados pre-hechos que te permiten adelantar un par de pasos y ahorran tiempo a la hora de fermentar.
De cada mezcla salen cerca de cuarenta y ocho botellas de cerveza casera, a un costo de más o menos setenta y cinco centavos la botella, o un barril de cinco galones. La satisfacción de tener tu propia cerveza: priceless.
Uno de los mitos referentes a la cerveza es el del beer-belly, o la barriga de cervecero. Pues debes saber que la cerveza es bien baja en calorías, y dicen los científicos que la protuberante barriga no sale por la cerveza, sino porque la persona que se dedica a beber usualmente es sedentaria y no hace ejercicios, lo que sí produce la panza.
Finalmente le pregunté a Norris qué se hace con los granos perfectamente buenos que resultan después de filtrar el wort, o el líquido antes de fermentar, y me contestó “puedes hacer dos cosas: botarlos o hacer pan de granos con ellos”. Esto me pareció genial, porque convierte la cerveza en un alimento auto-sustentable y sin desperdicios.
Por el momento, yo seguiré yendo a mis restaurantes favoritos a tomar una “Stella”, pero no puedo negar que me fascinó el mundo de las cervezas caseras que acabo de conocer. Ojalá y muchos se animen a conocerlo también.
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