domingo, 30 de julio de 2017

Tres cafés y una estrella en la Luna

Calle del Cristo, antiguo San Juan, Puerto Rico
Uno no se cansa de caminar por el antiguo San Juan. Literalmente. El tamaño de los edificios y la relación que tienen con la escala del cuerpo humano hacen que el paseo sea cómodo y agradable. Es muy distinto a caminar por el área de los bancos en la Milla de Oro, en donde la escala de los edificios es incómodamente monumental, y los tirones larguísimos de estacionamiento te acompañan en el recorrido por cualquier acera.

Plaza de las Monjas.
La vieja ciudad amurallada está diseñada para cumplir con las interesantes Leyes de Indias establecidas por el Rey Carlos II de España. Entre muchas otras cosas, estas reglas obligaban a tener espacios de plazas públicas; 
Calle Tetuán, con sombra en
la acera derecha.
ordenaban la posición de las calles, de manera que durante todo el día (menos al mediodía) una de las dos aceras estuviera en sombra.


Calle de La Fortaleza en Navidad.
Por esto y porque el antiguo San Juan ha estado de moda las últimas décadas, lo que ha promovido su revitalización, es uno de los lugares más visitados durante todo el año por los puertorriqueños y turistas, que van a pasear, van de compras, van a comer o de noche a disfrutar.

Pero hablemos de tres restaurantes tradicionales en la capital de Puerto Rico: La Mallorca, La Bombonera y La Mallorquina, en el orden en que las encuentras una vez entras a la parte antigua de la ciudad desde donde estaba la Puerta hacia Tierra.

La Mallorca
Calle San Francisco #300, Viejo San Juan
“Este sitio lleva aquí sobre 80 años,” me contestó ‘Chino’, un señor que debe rondar por más o menos esa edad, que vestido con uniforme del local estaba parado en el mostrador de la salida. 

Hacía rato yo estaba por entrevistar alguno de los empleados, pero Chino entabló conversación tan pronto me acerqué, así que aproveché el momento. “Aquel era el dueño original,” me explicó señalando a la foto de un señor que está entre un conglomerado de recuerdos. “Originalmente el negocio se llamaba ‘Alvarado’, y después se lo cambió”.

Edificio de la Casa Llompart en 1921,
y el edificio en la actualidad.
Le comenté que recuerdo haber ido muchas veces a eso de mis cinco años, a comer pastelillos de carne y jugo de china, porque mi papá tenía un negocio en la calle Fortaleza, la de abajo en la misma cuadra, subiendo por el Callejón de la Capilla. La verdad es que me suena el nombre de Alvarado más que Mallorca, porque a esa edad me hubiera impresionado que un sitio se llamara como uno de mis dulces favoritos. Le conté que hace relativamente poco venía con mis padres a almorzar, como parte de un recorrido del antiguo San Juan que hacíamos todos los sábados. Entre una cosa y otra, esa actividad se dejó de hacer. Siempre recuerdo, sin embargo, el arroz con pollo y plátanos maduros fritos que almorzaba. ¡Espectacular!

He visto que el local lo han remodelado varias veces, sin embargo lo que ha quedado siempre sin tocar es un icónico foto-mural de la ciudad de Palma en Mallorca, probablemente de los 1920. 
La foto hace esquina en un espacio de mesas del restaurante, pero se puede observar desde todos lados, y la realidad es que no se puede estar ahí sin quedarse embelezado un rato mirando la ciudad.



Otra cosa que no ha cambiado es la vitrina que da hacia la calle, que mantienen siempre repleta de dulces de repostería. Es imposible pasar por la acera sin detenerse a mirar la oferta, que por supuesto incluye bandejas de “pan de mallorca”, que es una de las especialidades del local.

La Bombonera
Calle San Francisco #259, Viejo San Juan
Yo creo que son pocos los Sanjuaneros que no han pasado por La Bombonera desde su niñez. Esta parada obligada a comer mallorcas y café en el histórico lugar a cada visita al antiguo San Juan, es parte del recorrido, la caminata y el disfrute de la vieja ciudad. 

Igual que en la mención anterior, es imposible pasar por alto la vistosa vitrina en forma de bay window llena de mallorcas, cocas mallorquinas, flanes y otras delicias. Además el colorido de los azulejos le imparte una viveza especial a esta fachada, aparte del hermoso vitral que indica el nombre del restaurante.

Una vez estás adentro, y si eres como yo, que prefiero sentarme en el mostrador en vez de las mesas separadas, te enfrentas a la hermosa cafetera antigua, fabricada en Cuba por la compañía Cafeteras Nacional. De esa coladora, que brilla como un espejo, es de donde sirven el café local que ofrecen. También hay una máquina italiana para hacer espresso, pero ¡qué va!... aquí prefiero el café cola’o regular. Por pura casualidad esta mañana estaba ahí cuando Enrique puso a colar el café en el maquinón y pude -a duras penas- descifrar su complicado funcionamiento. “Ah, esta máquina funciona con presión como la de espresso y no por gravedad”, le mencioné. “Exacto”, me contestó. “Es igual que la de espresso, pero mucho más grande”. En eso, el aroma a café recién colado se apoderó de todo el restaurante.

Hace años a veces era muy difícil encontrar asiento a ciertas horas del día, porque el lugar era frecuentado por prominentes letrados, políticos y escritores, que básicamente tenían las mesas reservadas de forma vitalícia porque venían a diario a almorzar y a entablar una tertulia con sus pares que duraba hasta entrada la noche. Hace tiempo que no paso a la hora del almuerzo, pero me cuenta Enrique que ahora es bien accesible porque el horario ha cambiado y se cierra más temprano. El restaurante sirve platos de las cocinas tradicionales puertorriqueña y española.



Los fundadores y dueños originales de La Bombonera eran Antonio Rigo, un inmigrante español de Mallorca, y su primo Gabriel Abraham. En los años 1920 Rigo regresó a España y la compañía se quedó en manos de Abraham y su nuevo socio Cristobal Puig, con la empresa Puig y Abraham que aparece en el vitral. Esta empresa también fue dueña de La Mallorca en un momento. También establecieron una fábrica de mantecados que llamaron Payco. (P. A. y Co.)

La Bombonera cerró sus puertas en el año 2012, y cambió de administración. En ese momento se comenzó una extensa remodelación que llevó al restaurante a la sencilla elegancia que tiene hoy, y que lo restauró después de 110 años de trabajo ininterrumpido, a una nueva frescura.

La Bombonera, establecido en 1902, está considerado como el segundo restaurante más antiguo de Puerto Rico, aún en funcionamiento. La Mallorquina, establecido en 1848, es el primero. Antes de éstos, les antecedió el Café Turull, fundado en 1816, que ya no existe.

La Mallorquina
Calle San Justo #207, Viejo San Juan
Uno de los recuerdos más vívidos que tengo de este restaurante es que llevaban el arroz con pollo 
en un caldero pequeño a la mesa, para que el comensal se sirviera poco a poco en su plato. De ninguna manera aquello era grosero, al contrario, aquellos calderos de acero estaban relucientes, y parte de la elegancia y la diversión era el servirse uno mismo. Igualmente, alguno que otro plato se servía en una cazuela española de barro.



“El servicio ahora no es así,” me contesta Carlos Daniel, el amable mesero que me atiende en la mañana de hoy, y que se sorprende cuando le cuento la anécdota. “Ahora el arroz ya viene en la porción del comensal, aunque servido en un plato hondo, como de sopa”. Lo que me hace pensar que el ambiente de comida “como en la casa” se logra de todos modos, porque tradicionalmente el arroz se sirve en un plato llano, y probablemente sólo se sirve en un bowl de sopa en la intimidad del hogar... a menos que sea un asopa’o caldoso. “La sopa sí se sirve en un envase de barro,” me aclara Carlos.

He estado muchas veces en La Mallorquina. Cuando niño, como estudiante universitario y como adulto profesional. Siempre la visita era en ocasiones especiales que ameritaban un restaurante upscale elegante para alguna celebración o reunión. Hoy en particular llegué temprano para desayunar y tener un poco de esparcimiento, tomar fotos sin que hubiera mucha gente y entablar una corta conversación con la persona a cargo. En realidad la pasé genial, el pan de Mallorca con queso de papa y el café estaban espectaculares; el ambiente relajado inclusive afuera en la calle San Justo que se observa por las balconetas abiertas... todo perfecto.

Foto suministrada. DR.
Este local ha sido escenario de varias sesiones de fotografía y películas. La carátula del primer trabajo musical del cantautor Glenn Monroig, está tomada frente a uno de los imponentes espejos que todavía están. Glenn aparece sentado en el viejo piano en una preciosa foto de Jochi Melero. 

Yo mismo usé el restaurante para las fotos de promoción de la obra teatral “Obscenidad Crasa: Los juicios de Oscar Wilde” de Moises Kauffman, que produjo Vissepó Producciones con la dirección de Myrna Casas en 1998. En esta ocasión, con la ayuda del fotógrafo Eric Borcherding, logramos recrear allí el ambiente de un bar londinense de finales del siglo IXX. 
Lamentablemente no tengo las fotos de esa producción, en la que actuaron importantísimos actores como Dean Zayas; Jorge Luis Ramos; Jimmy Navarro; Luis Roberto Guzmán; Herman O’Neill; Ernesto Concepción, Padre; y Rocky Venegas como Oscar Wilde.

El restaurante estuvo cerrado una temporada, durante la cual cambió de administración y el local sufrió una extensa restauración. El ambiente sigue siendo igual o más elegante, definitivamente revitalizado. La mejor parte es que es un sitio con historia real que se nota, y no un lugar nuevo decorado para que parezca antiguo.

Voy a regresar bien pronto a por el arroz con pollo en plato hondo y la sopa en una vasija de barro. Seguramente eso va a hacer la experiencia mejor todavía.  

La Estrella de Italia
Calle de la Luna
En la comedia de enredos Todos los ruiseñores cantan de Luis Rechany Agrait, estrenada en el séptimo Festival de Teatro Puertorriqueño en 1964, 
Cartel original por Antonio Martorell
Foto suministrada. DR.
el dueño de un antiguo restaurante del Viejo San Juan se convierte en un fanático de la ópera cuando por error se cree que su hijo, que estudia en Milwaukee, se ha convertido en un barítono de fama internacional. El muchacho regresa para aclararlo todo, pero se topa con un gran recibimiento y los preparativos para el concierto en que se supone que cante... ¡y él no canta!... 

Desde el momento en que leí la obra pensé que Rechani había imaginado la situación en La Mallorquina, pero luego en una conversación con la dramaturga y directora Myrna Casas, me corrigió. “La locación es La Estrella de Italia, que estaba un poco más arriba, en la Calle de la Luna”, refiriéndose a que las calles tienen declive porque la parte norte de la ciudad es más elevada. “Las sillas bentwood que te gustan de mi comedor, son originales de ese café, y las adquirí cuando cerró,” me explica. Claro, yo nunca estuve en La Estrella porque cerró antes de que yo estuviera por los alrededores, así que era lógico pensar en el más viejo según mi lista.

“Originalmente el restaurante se llamaba La Casa Malatrassi y estaba en la Calle Cruz. Don Ciro Malatrassi, que era el dueño, se lo dejó al Maitre d’, que decidió mudarlo de calle y cambiarle el nombre”, me cuenta Myrna. “El personaje del dueño del restaurante está basado en el mismo Don Ciro, de quien hay cuentos fabulosos”. No es para menos, el personaje de la obra parece de caricatura, y hasta se prepara sus propias pastillas cuando está muy ansioso. “Yo almorzaba allí cuando trabajaba los veranos en la oficina de Educación a la Comunidad, DIVEDCO, entre el 1952 y el ’55”, me explica Casas.

Durante la mañana de hoy caminé de lado a lado la Calle de la Luna para ver si lograba identificar el antiguo local, pero no queda rastro de él. Tampoco estoy haciendo una investigación exhaustiva - como para entrevistar a los vecinos bien mayores, o llegarle a la biblioteca a buscar detalles - así que me limité a tomar una foto de algunos de los edificios de la calle para que tengamos una idea del ambiente que pudo rodearlo.

¿y Ahora qué?
En el antiguo San Juan, que probablemente acoge cientos de restaurantes y cafés, 
todavía se encuentra tradicionales lugares que no tienen un siglo de existencia, pero que han sido favoritos por décadas, y que muy pronto voy a reseñar. Entre ellos se encuentran El Patio de Sam; Barrachina; Café Manolín; Bárcaro Venezia; y Café Berlin;

y recuerdo algunos buenos que ya han desaparecido, y una que otra anécdota en ellos: 
• en la calle Fortaleza: 
El Siglo XX; 
La Fonda del Callejón, en el edificio que antes era de mi familia; 
El Parrot Club;

• en la calle San Francisco: 
Los Galanes, de los españoles Rosario Galán y su hermano, una pareja de baile flamenco; 
La Zaragozana, en el que cenando con la actriz Miriam Colón, acercó la vela de la mesa al menú porque no podía leer bien, y por poco nos quema

• en la calle San Sebastián: 
Amadeus, que luego se mudó al área de Hato Rey;

• en la calle Recinto Sur:
Yukiyú, de Alfredo Ayala, el primer bar de sushi en San Juan; 
Tango’s, ¡tantas veces después de las funciones en el Teatro Tapia!;

• en la calle Del Cristo:  
Chef Marisoll; 
María’s, el mexicano original; 
Casa Nostra, italiano;
los restaurantes de Franco Secarelli;

detrás del Teatro Tapia: 
La Chaumiere, que era francés.

Después de mucho trabajo e investigación, este texto ha estado a punto de ser un buen artículo... pero seguro que el próximo lo será. A eso voy. ¡Salud!




Nota: Puede que algún detalle particular se haya escapado o no esté del todo correcto, pero mi intención es sólo entretener con un texto ameno y rápido, a la vez que documento un poco de la historia para que no desaparezca del todo. La mayor parte de la información la consigo de las mismas personas que la viven o la recuerdan. Te invito a que visites las excelentes bibliotecas que tenemos en la Isla, para que obtengas información a fondo de los temas que menciono limitadamente. 

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domingo, 23 de julio de 2017

A la búsqueda de la ensaimada perdida

“... un día de invierno al volver a casa, viendo que yo tenía frío, mi madre me propuso que tomara, en contra de mi costumbre, una taza de té... mandó a buscar uno de esos pequeños bizcochitos que llaman magdalenas, que parece que tienen por molde la concha de una almeja,” escribe Marcel Proust casi al principio de su novela Á la recherche du temps perdu (En busca de los tiempos perdidos). “Y muy pronto,” continúa, “después del triste día que había pasado... me llevé a los labios una cucharada de té en el que había echado un trozo de magdalena. En el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bizcocho, tocó mi paladar... sentí algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió... sin noción de lo que lo causaba”.

Mi madre nunca trajo magdalenas a casa, porque esto no es algo que se acostumbraba a comer en San Juan, pero sí recuerdo claramente que traía pan de Mallorca, o mejor aún, una ensaimada... y eso era especial. 

Cuando yo era niño, había una fábrica de esos productos cerca de su trabajo, y de vez en cuando mami compraba para traer a mi casa. Era un edificio pintado de gris, de dos niveles en el área de Santa Rita en Río Piedras, a la que recuerdo vagamente haber ido. “El dueño era un señor de familia española - aunque no tenía acento”, me dice ella. “En el primer piso hacían las mallorcas y vendía, y en el segundo piso hacían las ensaimadas. El señor de la fábrica siempre hacía hincapié en que eran dos productos distintos - que la mallorca es la mallorca y la ensaimada es la ensaimada”.

Madeleines. Foto suministrada. DR.
“En España a las madeleines le llamamos ‘pasta de té’, que es lo que comen los ingleses y los franceses con el té”, comenta mi amigo Jesús, de la Repostería La Ceiba en Puerto Nuevo. “Nosotros las comemos con café”. La magdalena española es distinta, aunque parecida en sabor, es más un cupcake que una galleta suave con forma de almeja. 

Ensaimada lista para hornear. Foto suministrada. DR.
“En Puerto Rico había dos compañías que hacían ensaimadas al por mayor para vender en los supermercados”, me comenta Jesús. “Las hacían pequeñas, del tamaño que hacemos las mallorcas regulares. Tenían una línea de producción larguísima, una máquina que estiraba la masa y la amasaba en forma de soga, y otra que la enrollaba. Al principio tuvieron problemas porque duraban pocos días, pero finalmente llegaron a tener unos seis meses de vida, cuando le empezaron a añadir preservantes. Ya ninguna de esas compañías existe.”

La ensaimada
Ensaimadas grandes y pequeñas. Foto suministrada. DR.
Para efectos prácticos, una ensaimada es exactamente igual a lo que conocemos en Puerto Rico como un “pan de Mallorca”, pero mucho más grande, como cinco veces - algunas 12 ó 14 pulgadas (30-35 cm) de diámetro, pero con la misma altura que la pequeña. Por otro lado, la masa hojaldrada en forma de espiral es mucho más aereada, como si hubiese crecido más tiempo o tuviera más levadura. Más fluffy

“La masa es casi la misma”, dice Jesús, “la diferencia está en la fermentación. A veces hasta le ponen frutas, porque es muy similar al ‘roscón de Reyes’. Es una masa regular de bollería”. Ahora mismo es bien difícil encontrar ensaimadas en Puerto Rico. Alguna repostería quizás las hace para ocasiones especiales. Bien especiales.

Ensaimada de Mallorca. Foto suministrada. DR.

Su nombre viene del mallorquín ensaïmada, en el cual saïm significa ‘grasa o manteca animal’, así que finalmente es pan de manteca o “en-manteca-do” (en-saim-ada. Get it?). Un tiempo se pensó que era una receta del medio-oriente, pero muchos árabes tienen prohibido comer cerdo, que es la grasa que usualmente se emplea para este pan, así que definitivamente no viene de ellos. Seguramente su origen es la cocina mediterránea tradicional del Imperio Romano. La palabra ‘hojaldre’ viene del latín foliatilis, con el cual se nombraba al pan de hojas panis foliatilis

La ensaimada de Mallorca, a propuesta de la Associació de Forners i Pastissers de les Illes Balears tiene protección como Denominación Específica de Origen desde el año 1996.

Y de pronto... recuerdo... ese sabor es el que tenía el pedazo de magdalena que mi tía Leoncia me ofrecía, después de mojado en su té, los domingos por la mañana cuando yo iba a darle los buenos días a su cuarto. Ver la magdalena no me había recordado nada, antes de probarla; quizá porque había visto muchas... en las pastelerías, su recuerdo se había separado de aquellos días de Combray para enlazarse a días más recientes.

El pan de Mallorca
Seguramente una mallorca le trae gratos recuerdos a cualquier puertorriqueño, o a aquellos que han vivido entre ellos. He leído hasta comentarios de turistas que las mencionan en las reseñas de su visita a la Isla. Aunque este sencillo panecillo dulce es tradicional y es muy accesible, no lo comemos a diario, sino en momentos casuales esporádicos: si vas a la repostería; si alguien de la familia las trae a la casa; si andas por el Viejo San Juan... así que siempre es un momento clave.

“El pan de Mallorca que hacemos en Puerto Rico es un poco distinto al original, es una versión local”, me comenta Jesús. 
“Hay sitios que lo que venden es pan de huevo enrollado”, le digo yo. “Duro y denso”.
Jesús se ríe y concuerda “Sí, a veces son un pan de huevo enrollado. También he estado a comer algunas muy buenas por el Viejo San Juan”.

Jesús se refiere a algunas reposterías en el área antigua de la capital, que se dedican a esta confección, entre ellas La Mallorca y La Bombonera (que junto al restaurante La Mallorquina son el tema de nuestra próxima edición), y que son parada obligada en los paseos por la antigua ciudad.



En las cafeterías en que sirven el pan de Mallorca, aparte de solo, lo sirven cortado por la mitad, con mantequilla y pasado por la plancha grill; o como si fuera un emparedado, con jamón o tu fiambre favorita y queso. Eso sí, siempre con azúcar 10X glas por encima, que en la Isla se le conoce como azúcar de mallorca.

La Madeleine
Madeleines hechos en casa. Ostras de chocolate y avellana, y Trufas de
fresa y crema, de Godiva Chocolatier en Plaza Las Américas.
Para este proyecto en el que en parte intento hacer un paralelo entre la magdalena de Francia y el pan de Mallorca tradicional en Puerto Rico, decidí hornear madeleines para fotografiarlas como parte del artículo. Se doraron demasiado pero las usé de todos modos porque quiero sacar el texto ya. 

Marcel Proust. Foto suministrada. DR.
La cosa es que al otro día por la mañana desayuné una magdalena con café - porque no soy de tomar té como Proust - y  mojé el bizcochito en el café para probar a mi manera lo que sintió el autor. Bueno, en verdad tampoco soy de escribir en el estilo preciosista de principios del siglo pasado como Proust, pero en verdad que la experiencia está... ¡brutal!

Este bizcochito se hace con una mezcla con ralladura y jugo de limón. Lleva poca azúcar, así que no es muy dulce. El problema principal que tiene es que da para uno o dos bocados, que son adictivos y que una receta de 18 piezas, se acaba en minutos.

En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en té que mi tía me daba, la vieja casa gris... donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro... y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina... la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo... y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia... y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té.

Habiendo tantos excelentes lugares para comer mallorcas, en realidad no me hace sentido pasar el trabajo de confeccionarlas en la casa, pero si te atreves a entrarle al proyecto, aquí te incluyo la receta para que la intentes. También incluyo la receta de las magdalenas, que es muy fácil, porque eso sí vale la pena hacerlas. El molde de almejas se puede conseguir en las tiendas especializadas en implementos de cocina o de repostería. ¡Suerte y Buen provecho!

PAN DE MALLORCA

Ingredientes:
6 yemas de huevo
3/4 taza de azúcar blanca
1 paquete de levadura seca
1 taza de leche tibia
1 taza de agua tibia
1/2 libra de mantequilla derretida, a temperatura ambiente
4 a 5 tazas de harina de trigo

Procedimiento:
Coloca la levadura, el azúcar, 1 taza de harina, la leche y el agua en un envase para mezclar. Deja reposar unos 45 minutos, hasta que la mezcla comience a crecer.
Añade las yemas de huevo y mezcla bien. Luego añade la harina restante poco a poco. Si estás usando una batidora eléctrica, la masa debe despegarse de los lados del envase. Añade y mezcla la mantequilla derretida y deja reposar hasta que la masa duplique su tamaño, aproximadamente una hora.
Enharina el tope de la mesa en que se va a estirar la masa para evitar que se pegue. Divide la masa en 12 partes iguales. Amasa cada segmento, forma un cordón largo y pinta con mantequilla derretida. Enrolla el cordón asegurando que la punta quede escondida debajo del redondel. Pinta con mantequilla derretida por encima. Deja reposar hasta que los rollitos hayan duplicado su tamaño, y hornea a 375º F de 12 a 15 minutos. Pinta con mantequilla y espolvoréale azúcar.

MAGDALENAS Madeleines

Ingredientes:
Mantequilla y harina para preparar el molde
2 huevos grandes, separados
1/2 taza de azúcar
3/4 taza de harina de trigo
3/4 cucharadita de polvo de hornear
Pizca de sal
1 cucharada de ralladura de limón
4 onzas de mantequilla sin sal derretida
2 cucharadas de jugo de limón fresco

Procedimiento:
Precalienta el horno a 400º F. Prepara el molde cubriendo con mantequilla y harina.
Bate las yemas de huevo con el azúcar hasta que aclaren. Cierne la harina, el polvo de hornear y la sal; añade la ralladura de limón; y la mantequilla derretida a temperatura ambiente.
Bate las claras de huevo a puntas suaves, y añade suavemente a la otra mezcla.
Vierte en los moldes llenando sólo 2/3 partes. Hornea de 10 a 15 minutos hasta que crezcan y estén firmes. No tiene que estar doradas. Enfría.

Nota sobre esta receta: El tiempo en el horno es crucial porque el bizcochito es bien fino y se pasa en segundos. La receta dice "de 10 a 15 minutos", y a los 11 minutos ya estaban doradas. Apagué el horno y en los segundos que tardé en buscar el guante para sacar los moldes, algunas se quemaron.

Después de mucho trabajo e investigación, este texto ha estado a punto de ser un buen artículo... pero seguro que el próximo lo será. A eso voy. ¡Salud!


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sábado, 15 de julio de 2017

A la búsqueda de las fuentes de San Juan

Comienzo del programa Friends. Foto suministrada. DR.
El comienzo del programa de tv Friends era una escena con los amigos metidos en la fuente de agua una noche en Nueva York, mojándose unos a otros, mientras pasaban los créditos. Originalmente pensé que era la fuente del ángel en Central Park - pero era demasiado pequeña para ser esa; luego leí que era una en Cherry Hill y que mucha gente llegaba a retratarse en ella - pero resultó que tampoco era; y finalmente supe que esa escena la filmaron fuera de Manhattan... pero esa te la explico más adelante.

Esta mañana* salí cámara en mano, y con un mapa mental de las fuentes de la ciudad antigua de San Juan en Puerto Rico - en un recorrido lógico, las conocidas y otras con que me he topado de casualidad. Quise documentar lo que hay por si alguien se anima a visitar, ya sepa en dónde buscar, tenga un poco de información sobre ellas, y en cuáles se puede meter para jugar.

A través de toda la ciudad uno se encuentra fuentes de agua que aportan frescura a la vista y al ambiente. Probablemente hay más de una docena esparcidas por los espacios públicos y plazas. Si te aventuras, seguro vas a encontrar una que otra que no he mencionado, y que igualmente va a ser muy interesante.


En la Plaza de Colón
Justo en la entrada de la antigua ciudad, se encuentra la Plaza de Colón, con una estatua del almirante sobre una columna, muy parecida a la de Madrid. La plaza se expande desde la entrada hasta la salida principal de la ciudad, entre las calles San Francisco y Fortaleza. 
Al sur de la plaza nos encontramos la primera fuente, que en realidad despide al visitante porque está apostada en la salida, frente al Teatro Municipal Tapia. 
Está adosada a la pared contrafuerte que da soporte a la monumental plaza para compensar el declive. Tiene varios niveles, chorros, cascadas, escaleras y mucha vegetación.



En la Plaza de Armas
Un poco hacia el norte por la misma calle San Francisco llegamos 
a la Plaza de Armas frente al Ayuntamiento o Alcaldía y al edificio de la Diputación Provincial, ahora Departamento de Estado. Esta fuente seguramente de fines del siglo diecinueve o principios del veinte por su formato, adorna con esculturas de estilo griego que personifican las cuatro estaciones del año: invierno, primavera, verano y otoño, y están dispuestas en la baranda que contiene el agua de la fuente. 
En el centro, un chorro mediano sale de un pedestal pequeño, rodeado por varios chorritos dirigidos hacia él. La plaza originalmente baldía, se usaba para ejercicios militares. Con la disminución de la milicia, la plaza fue adoptada por la comunidad y en este momento es un espacio público cotidiano, completo con gazebo, quioscos de comida, y vegetación.


En la Plaza del Quinto Centenario
En el 1992 se celebraron los cinco siglos del descubrimiento de América, para lo que la ciudad capital se preparó con varias actividades y espacios conmemorativos. 
Uno de ellos es la llamada Plaza del Quinto Centenario, con el océano Atlántico en el norte, el Arzobispado de San Juan al sur, el convento de los Dominicos al este, y el cuartel Ballajá por el oeste. Esta plaza cuenta con las esculturas de dos corderos de bronce; el Tótem Telúrico, una columna central incrustada con fragmentos arqueológicos de la excavación del área, por el ceramista Jaime Suárez; y una fuente interactiva que consiste de chorros de agua que se disparan desde el piso hacia el cielo, para que los transeuntes puedan pasearse entre ellos, mojarse y jugar. 


En el Cuartel de Ballajá
A la entrada del Cuartel de Ballajá, cuyo patio central es el más grande de la Isla, con 83,000 pies cuadrados (la Plaza Mayor de Madrid tiene 130,000), hay una fuente en forma de copa con varios chorros que adornan a su alrededor. 
En tres visitas en días separados, la fuente estuvo apagada. Hice varias gestiones infructuosas para coincidir con el horario de funcionamiento de la fuente, pero la respuesta fue “regrese en media hora a ver si la prendieron”. Lo que ya no hice.

En la Escuela de Artes Plásticas
Entre las fuentes más sencillas pero más hermosas está la de la Escuela de Artes Plásticas, que originalmente cobijaba la Casa de Locos. 
Es una copa gigante en medio de un patio interior que mira hacia el fuerte San Felipe del Morro. La escuela aprovechó la arcada que rodea este espacio para instalar su merendero.


En la Plaza de Hostos
Detrás de Ballajá, en una plaza dedicada al humanista Eugenio María de Hostos, hay un pequeño pedestal con agua. En el momento en que la visité la plaza está completamente cubierta de graffiti, probablemente porque está bastante escondida y se presta para las fechorías. Una verdadera lástima, porque el espacio como tal es muy acogedor.


En la Casa Blanca
La Casa Blanca, residencia oficial de don Juan Ponce de León, el primer gobernador español de Puerto Rico y reconocido por andar en la búsqueda de la Fuente de la Juventud, tiene una de las más elegantes al principio y al final del jardín. Al entrar te recibe una fuente en forma de copa, y al final te encuentras la segunda que está adosada a la pared y tiene medallones a ambos lados, uno del sol y otro de la luna. 
Lo impresionante de esta pieza es que el agua que sale de ella corre por un canal que llega hasta la entrada del jardín. El agua te acompaña todo el trayecto desde que entras, das la vuelta al final, y hasta que sales. Muy apacible. 


Rappaccini's Daughter con Kristoffer Tabori
y Katherine Beller. Foto suministrada. DR.
Este espacio ha sido utilizado en varias películas para recrear áreas medievales, entre ellas Rappaccini’s Daughter (1980)basada en el cuento de Nathaniel Hawthorne, en la cual el padre cultiva frutos venenosos en ese jardín, con los que contamina a su hija para envenenar a cualquier hombre que la toque.

En el Centro de Estudios Avanzados
En el edificio que alberga el Centro de Estudios Avanzados, originalmente el Seminario Conciliar de San Ildefonso, un colegio/seminario del cual se graduaron varios de los principales próceres de la Isla, la fuente de agua aparece en un espacio abierto inferior al nivel principal, visible sólo desde el corredor que lleva a la hermosa capilla.


La Puerta de San Juan
San Juan es una ciudad amurallada, y en su época tuvo cinco puertas para acceder, de las cuales sólo dos quedan en pie. La primera es conocida como “La Puerta de San Juan” y funciona como eso, un puerta. Para cumplir con las Leyes de Indias establecidas por el Rey Carlos II de España, esa puerta está diseñada directamente en eje desde lo que era el muelle en esa época, hasta la puerta de la Catedral de San Juan - para que los viajeros pudieran bajar del navío e ir derechito a la iglesia a dar gracias a Dios por la travesía.

Bueno, pues tan pronto entras por la puerta, a la derecha te encuentras con una pequeña y acogedora plaza que contiene una elegante fuente en forma de copa, 
con una pieza central en forma de piña de la cual sale un chorro, y la cascada que se forma en el borde cuando el plato se llena.


A propósito, de la segunda puerta en la muralla, la Puerta de San José, sólo existe el hueco y abre hacia el cementerio Santa María Magdalena de Pazzi, 
nuevamente para cumplir con las Leyes, que dictan que el camposanto debe estar fuera de la muralla para que la “enfermedad” asociada con ese recinto no entre a la ciudad.


En la antigua Cárcel de La Princesa
En el área de la antigua Carcel de La Princesa de Asturias encuentras dos fuentes: 


la primera en el patio de descanso de los reos, es una hermosísima fuente de pared, que no creo que sea original del edificio, sino parte de la remodelación que lo convirtió en el hogar del Departamento de Turismo de la Isla. 
La piedra como tal tiene una tarja con el año 1878. El patio de descanso ahora tiene jardines, esculturas, un restaurante y un bar.



En el Paseo de la Princesa
La segunda frente al edificio de La Princesa, una fuente escultórica monumental en el paseo también fue construída para conmemorar el quinto centenario de América. 

La fuente, llamada Raíces y diseñada por el Arquitecto Miguel Carlo, celebra la diversidad de razas que componen la mezcla étnica de Puerto Rico, y es una descripción de la Isla y del puertorriqueño, en una pieza del escultor español Luis Sanguino.  

Como si fuera un navío, al frente en la proa, está la isla, representada por una barca, que en el mar navega entre las olas como un caballo de caminar fuerte, y en tierra firme es un joven cabalgante que divisa horizontes; Atrás, en la popa, dos delfines con una mujer diosa que da la bienvenida a los visitantes con guirnaldas y manjares.
A la izquierda, la familia como centro de la sociedad y a la derecha, el jíbaro nativo y la mujer que baila al ritmo de la música.
En el centro arriba, una mujer-diosa significa la libertad del pueblo puertorriqueño.



En los muelles
Justo en la entrada de San Juan por los muelles, una gigantesca fuente recibe a los visitantes. La plaza, a lado de la estructura llamada “La Casita”, a la izquierda de la Plaza Dársenas, ofrece un espacio acogedor cubierto por árboles de almendro. A la derecha de la estructura hay una pequeña fuente adosada, como memorial de una familia.



En los patios interiores
Pero en varios patios interiores residenciales es posible encontrar fuentes, aunque usualmente son espacios privados, hay varios edificios convertidos a comercios, y en ellos se puede disfrutar del movimiento del agua. 

En la calle Del Cristo hay varios, pero en particular me gusta una que he visto hace años y de casualidad había fotografiado antes (la foto a la izquierda) y que ha mejorado con el tiempo.

El patio interior de estos edificios funciona como una chimenea en reverso: saca el aire caliente que tiende a subir y crea una succión que provee a la residencia de viento cruzado más fresco. 
Entre los patios interiores se puede encontrar espacios muy hermosos que recrean la vista al pasar por la acera, e inclusive se hace visitas guiadas dedicadas a visitar los patios más emblemáticos.


En La Mallorquina
En el patio interior del restaurante La Mallorquina, el más antiguo en funcionamiento ininterrumpido de San Juan y se dice que de las Américas - establecido en 1848
hay una hermosa fuente cuyo plato está tallado en alguna piedra relacionada al cuarzo y refleja una nota mid-oriental española.




En La Casa de España
Casa de España, Puerta de Tierra, PR
Por último, una vez salimos de la ciudad amurallada y en el área llamada Puerta de Tierra, porque es el punto en que se encontraba 
la puerta en la muralla que conectaba con el resto de la Isla, se encuentran varios edificios icónicos. 
Entre ellos el Ateneo, con su fachada mudéjar, y la Casa de España,  
Patio de los Leones, La Alhambra
Granada, España. Foto Suministrada. DR
con una hermosa fuente de leones que recuerda el Patio de los Leones de La Alhambra en Granada.



Por poco olvido explicar lo de la fuente de “Friends”. 
La fuente utilizada para filmar en comienzo del programa Friends,
en Burbank, California. Foto suministrada. DR.
Resulta que el comienzo del programa se filmó en California, donde la famosa fuente es parte de un lote en Burbank, que simula un área de casas brownstone de Boston. Como hubiera sido incongruente ver el fondo del West End, en Nueva York, la escena se filmó de noche y los edificios no se distinguen. Lo que sí se ve es lo mucho que disfrutan esos personajes metidos en ella. 


Lo dicho: A través de toda la ciudad uno se encuentra fuentes de agua que aportan frescura a la vista y al ambiente. Sólo falta ir a por ellas.

Después de mucho trabajo, entrevistas e investigación, este artículo ha estado a punto de ser un buen artículo... pero seguro que el próximo lo será. 
A eso voy. ¡Salud!

* - En realidad el proyecto de fotografiar las fuentes me tomó tres días, contando con que hay lugares que abren y fuentes que prenden a un horario muy particular; que había mucha gente visitando y era difícil fotografiar; que había mucha lluvia; y que los permisos no te los conceden en el momento - a pesar de que en una instancia me “colé” ilegalmente, con mucho miedo de quedarme encerrado y la adrenalina ‘a millón’ pero con el propósito de tomar la foto y salir corriendo en los segundos en que un empleado abrió el edificio para llevar unos documentos y lo cerró - y otra con el aval de la guardia que me pasó a escondidas porque le caí bien.


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