Xilografía: Don Pedro y los Pitirres - Dennis Mario, 1982. Museo Sin Techo a Sol y Agua, calle San Sebastián Viejo San Juan, Puerto Rico. |
Al doblar la primera esquina del pasillo en el tercer piso, de frente, estaba el cuarto de alguien que parecía ser bien importante. Lo sé porque tenía dos guardias armados apostados en la puerta. Mis padres habían cuchicheado algo sobre quién era, pero yo era muy niño para estar al tanto, y ni siquiera recuerdo haber reconocido el nombre de la persona.
Como a los seis años, me entraban a escondidas al hospital Presbiteriano de Santurce a visitar a mi abuela que estaba enferma. La habían operado no sé de qué, pero sí recuerdo que estuvo en recuperación bastante tiempo. Semanas diría yo, pero en realidad mi percepción del tiempo en ese momento no era muy afinada y el recuerdo es muy vago.
Un día pasábamos por el cuarto del susodicho, justo en el momento en que la puerta se abrió y por curiosidad me paré a mirar. El paciente estaba sentado en la cama y me miró, con una mirada fija y penetrante, pero cálida a la vez, enferma. Creo que me sonrió. Era un señor negro muy delgado con melena y barba blanca. La puerta se cerró y mi madre me haló por un brazo sin percatarse de lo que había pasado.
Pasaron décadas y hace unos años vi una foto de ese señor en ese cuarto, tomada justo desde el mismo dintel en que yo estuve parado, y me hizo revivir el momento como si fuera hoy. Fue entonces que me percaté de quién era aquel señor que vi en el hospital, recluido y arrestado. Era del que me habían hablado en la clase de Historia de Puerto Rico.
Busqué esa foto para acompañar este texto, pero no la encuentro. Voy a poner otra que tomé de paseo una mañana por el viejo San Juan. ¡Qué cosa cabrona!
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