martes, 19 de noviembre de 2013

“Cámara, por favor”.


Estaba en la casa de Oscar cuando mataron a Kennedy. Se dice que todo el que tiene edad para haber existido en ese momento, se acuerda del lugar exacto en que estaba cuando dieron la noticia ese viernes, 22 de noviembre de 1963.


Foto: prfrogui.com
Oscar, Pepito y yo jugábamos sentados en el piso frente al televisor cuando Evelio Otero interrumpió el programa de Pacheco para informar lo sucedido. Otero era el anchorman de los noticieros del Canal 4 desde que tengo memoria. En una ocasión el viejo locutor Quiñones Vidal lo presentó como “Etelio Overo”. Eso tampoco se me olvida. Quiñones Vidal tenía un programa de variedades que daban justo antes de las noticias. Luego daban el de MCDowell, un meteorólogo norteamericano que llevaba décadas en la isla y nunca aprendió a pronunciar bien en español. Hablaba con un fuerte acento en inglés del que todo el mundo se burlaba. También nos burlábamos de un muñequito con cabeza de aguacate al que le ponía gafas si hacía sol, y sombrilla si había lluvia.


McDowell daba una clase en Ciencias Naturales de la UPR en Río Piedras. Sus exámenes de la clase estaban archivados en la Biblioteca Lázaro, y todo el que tomaba la clase los fotocopiaba para sacar buena nota. Era como tener una droguita” o un “bate” o como lo quieran llamar, la cosa es que tenías las contestaciones correctas cuando entrabas a tomar el examen. A estas alturas no sé por qué esos exámenes estaban archivados, quién los puso ahí y si el maestro lo sabía. Whatever.

A McDowell lo sacaron para poner a Lucy Pereda, una preciosa joven cubana que escribía al revés, parada detrás de un cristal que tenía impreso el mapa de Puerto Rico. Todos queríamos verla escribir los números y las letras perfectamente, en el sentido contrario. En realidad me importaba bien poco si en Ponce la temperatura subió, o si llovió en Mayagüez. Con el tiempo supe que Lucy Pereda era una modelo muy cotizada y tuvo varias otras participaciones -que nada tuvieron que ver con el clima- en los programas de televisión. En La Primera Tanda con Lucy, vi cientos de películas en mi juventud.


Foto: prpop.com
Quiñones Vidal era un presentador de televisión, y traía a su programa cantantes establecidos y talentos nuevos. Al final de la canción les daba las gracias y una “pesetita voladora” de regalo, supongo que para se regresaran a casa en un lujoso taxi. Para esa época una peseta daba para mucho. Con esa moneda yo compraba una alcapurria y una chocolatina para almorzar en el colegio, y me sobraba para echar en la canasta de dinero para “las misiones” que pasaba la monja después del recreo. Un día me di cuenta de que podía ahorrar la vuelta de la peseta en mi alcancía en vez de echarla en la canasta, y cuando llegué a mi casa le dije a mi madre “hoy fui listo, hoy no eché el dinero en la canasta”. Creo que ese día abrí los ojos al consumerismo, o al negocio detrás de las “misiones”. O a las dos.


Foto: ‪kp4boricua.org‬
A Evelio Otero lo sacaron de su retiro a saber por qué, pero regresó a dar las noticias de WAPA-TV por un tiempo hasta que se volvió a retirar. Para esa época trajeron a Guillermo José, el padre - que era un nene - y a un par más que todavía están y ya mismo se retiran.

A Oscar nunca lo he buscado en Facebook, ni a Pepito tampoco. Papi nunca los llamó por su nombre. Papi le llamaba a Oscar “el chino”, y a Pepito “el lagartijo” por su físico. No sé de ellos desde esa época porque todos nos mudamos del vecindario y perdimos comunicación. De hecho, no sé si están vivos o muertos, qué estudiaron si estudiaron, ni nada. Al papá de Oscar lo llevaron a trabajar como jefe de una oficina de gobierno, donde “llenó sus arcas” y se compró una casa en una urbanización mejor. La única conexión entre Oscar, Pepito y yo, fue el vecindario en ese momento. Nada más.


A los siete años yo sabía quién era John F. Kennedy y quién era su esposa Jackie. Ciertamente sabía que era el presidente, pero no sabía de qué ni de donde, ni me importaba mucho.
Creo que los Kennedy eran famosos porque era jóvenes y lindos, no por ser el presidente y la primera dama.
Algo así como pasó cuando originalmente eligieron a Hernández Colón y a Lila, a Rosselló y Maga, a Fortuño y a Luce, y a García Padilla en la Isla. Porque eran jóvenes y bien parecidos. A Sila María también, aunque no necesariamente por Krans.

Esa tarde cortaron a mitad un muñequito que estaban pasando y el locutor de cabina dijo algo así como “Interrumpimos este programa para una noticia de última hora”. Inmediatamente salió Evelio Otero en un medium shot sentado en el escritorio del noticiero y dio la noticia del asesinato de Kennedy. Los padres de Oscar reaccionaron con sorpresa, nosotros reaccionamos a la reacción de los padres, pero después se nos quitó y seguimos jugando. 

Luego supe de la importancia de lo que había pasado y nunca se me ha olvidado ese viernes.


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