jueves, 5 de septiembre de 2013

El primer día en la escuelita


Se levantaron bien temprano porque era el primer día de clase de su bebé. Bueno, en realidad nadie en la casa pudo dormir por la ansiedad. Parecía mentira que hacía poco celebraban su nacimiento, y ya estaba en edad para ir a la escuela. El uniforme estaba listo, el bulto y los libros empacados para la escuela.

Mamá tenía una mezcla de tristeza y aprehensión porque era la primera vez que se separaba de su niña por tantas horas. Había dejado de trabajar afuera para dedicarle tiempo cuando nació, y ahora que la niña va a estar parte del día en el cuido, le deja mucho tiempo libre para realizar otras metas. Papá tomó tiempo de su trabajo para ser parte de ese momento especial. Probablemente igual de triste que mamá, pero manteniendo su “cool” para dejar que las cosas fluyeran.

Llegaron a la escuelita y se encontraron con decenas de otros padres jóvenes en las mismas, algunos más tristes, algunos más alegres, algunos desahogados porque le dejaban a su muchachito mega-travieso e incontrolable a otro para que lo cuidara por un rato. ¡Ufff, de lo que me salvé!”.

La bebé deslumbrada con la cantidad de amiguitos nuevos, el salón de clase lleno de imágenes coloridas, su propio asiento con su nombre y una señora muy amable que le dio la bienvenida.

Unos segundos más tarde, la directora escolar se acercó y le entregó una bolsita plástica a mamá. La bolsita tenía un “kleenex”, una bolita de algodón, una bolsita de té de hierbas y una nota que decía:

Primer día Pre-escolar
    Aquí tienes un pequeño regalo al dejar a tu hija en su primer día en la escuela.
    Cuando tomes la suave bolita de algodón en tu mano, recuerda el espíritu gentil de tu niña. Al regresar a casa y secado tus lágrimas con el pañuelito de papel, prepárate una taza de té. Siéntate tranquila y descansa con los pies elevados. Recuerda que juntas, tu y yo trabajaremos para que tu hija sea lo mejor que pueda llegar a ser.
    Gracias por confiarnos a tu hija este año escolar. Haremos lo mejor cada día para guiarla a aprender y explorar este mundo maravilloso.
                                   Sra. Torres
                                   Directora de la Escuela

Ambos padres se despidieron de la bebé con un beso y la vieron correr hacia el montón de niños que gritaba en el salón. Mamá sacó el “kleenex” de la bolsita, y siguió las instrucciones de la nota.

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